Retomando las historias de estas grandes mujeres, en este Cuadernillo conoceremos la historia de Claudia Vargas, quien, como muchas, también tuvo dudas, preguntas, inseguridades y, por supuesto, ¡éxito!
Demos un paso atrás en el tiempo para conocer a esta riograndense nacida en la ciudad de Sapucaia do Sul, donde vivió la mayor parte de su trayectoria. Hija de un “obrero de taller”, como ella dice, se graduó en un curso técnico de contabilidad a los 16 años, porque no se imaginaba lo que le depararía el futuro. Se ennovió con su primo Wanderlei a los 15 años y se casó con él a los 18, después de haber trabajado en el taller de taxímetros de su padre desde los 10 años.
Claudia encontró trabajo como recepcionista en un centro clínico de la ciudad de Canoas. En 1989, su suegro abrió un taller en Porto Alegre y, en 1995, tras siete años de matrimonio, Claudia renunció a la clínica y ella y su marido decidieron ayudarlo, pues ya era anciano y necesitaba personas de confianza. En aquella época, ya tenían una hija de tres años que se quedaba en Sapucaia do Sul, en la casa de su abuela, mientras ellos trabajaban en la capital y la veían muy poco.
“Cuando me iba por la mañana, la sacaba de casa durmiendo y, muchas veces, cuando volvíamos por la noche, también me la llevaba a casa durmiendo”, cuenta. Fue entonces cuando decidieron mudarse definitivamente a Porto Alegre, una decisión que marcaría un antes y un después para todos.
La vida en el taller significaba mucho más que trabajar; fue allí, entre motores y herramientas, donde Claudia encontró un nuevo hogar. Las dificultades fueron muchas, desde la decisión de vivir en la parte trasera del taller hasta la ampliación de los servicios ofrecidos, cuando lograron construir una casa más grande encima de lo que hoy es la empresa.
Su suegro, con su personalidad conservadora, se negó a llevar a cabo la sucesión necesaria para que el negocio progresara, una situación que, según Claudia, generó conflictos pero también estrechó lazos. En 2002, la madre de Claudia comenzó a trabajar en la recepción del taller y Claudia pasó a la parte administrativa.
La llegada de la pandemia en 2020 supuso un golpe inesperado para la familia cuando su suegro, tras ser diagnosticado con Covid-19, no resistió a la enfermedad. “Nuestro mundo se vino abajo”, declara. Fue un periodo de luto y resiliencia; con valentía, Claudia y su marido tomaron las riendas del negocio para proteger el futuro del taller y de las numerosas familias que dependían de él.
En 2022, tras enfrentarse a dificultades con su anterior taller, renacieron y crearon una nueva empresa. “De un limón hicimos una limonada», dice Claudia, con brillo en los ojos. El nuevo taller, bajo su dirección, prosperó con innovaciones nunca antes imaginadas.
En la actualidad, Vargas Auto Center es un lugar de mucho trabajo, pero sin descuidar el sentimiento de interacción, participación y compañerismo entre todos, donde Claudia maneja la recepción, escucha a los colaboradores, controla los precios y mantiene la esencia familiar del negocio. Se enorgullece de haber aprendido la importancia de cada función, reconociendo su valor, dejando de lado cuestiones de competencia y aunando esfuerzos en busca de objetivos comunes con su marido.
De cara al futuro, ha comenzado a cederle mayores responsabilidades a su yerno, ahijado y futuro sucesor. “Todo con mucha calma y paciencia”, comenta, esperando que él no enfrente las mismas dificultades que ellos enfrentaron. A sus 57 años, y con una nieta de siete, Claudia aún se emociona al observar que hoy en día se mantiene firme una líder en el sector automotriz, y es en la red de apoyo e inspiración entre mujeres donde Claudia encuentra su mayor fortaleza: “Se lo debo a Eva”, reconoce, mencionando la trayectoria transformadora que comenzó con su participación en el grupo Mujeres V8, antes conocido como Gaúchas Car. “Eva me ayudó a darme cuenta de que soy importante y de que tengo mi valor”, continúa Claudia, que ahora desempeña un papel activo en el apoyo a otras mujeres que, como ella, se enfrentan a desafíos para encontrar su lugar en el área de reparación de automóviles.
Cuando Claudia reflexiona sobre su trayectoria, sus ojos brillan no sólo de emoción, sino también de esperanza e inspiración.
A todas las mujeres aspirantes del sector de reparación de automóviles, les deja un consejo sincero y motivador: “Deben valorarse, estudiar y aprender todo lo que puedan sobre el sector”.
Hoy, Claudia está orgullosa de haberse convertido en una líder fuerte y humilde que asume su papel en la sociedad con determinación y cordialidad. Su historia es sinónimo de resiliencia y una esperanza para las muchas mujeres que siguen sus pasos, caminando codo con codo con otros puntos de luz en un mundo que cada vez da más cabida a sus talentos y voces.
Si quieres conocer Vargas Auto Center o seguirlo en las redes sociales, éstos son los datos de contacto:
Vargas Auto Center
- Valparaíso, 917 – Jardim Botânico,
Porto Alegre – RS, 90690-300
(55 51) 99681-6187
Instagram: @vargas.autocenter
Para saber más sobre el Instituto MV8 y su trabajo, visita su Instagram oficial www.instagram.com/mulheresv8.
Texto: Paula Skoretzky / PSC Comunicação – Asesoría de Prensa SABÓ
Foto: Divulgación